Estos días…
(Reflexiones sobre las experiencias vividas en una brigada de rescate y
salvamento de la Facultad de Ingeniería luego del sismo de 1985)
Pablo García y Colomé
¡SILENCIO!... ¡SILENCIO! Y de pronto, en una íntima conjunción rebosante de esperanza, todo y todos callan. Son las distintas ganas que se amalgaman, las de las grandes máquinas, las de los pequeños y sofisticados dispositivos de sonido, las de los finos olfatos de esos ejemplares perros enseñados y las de los seres humanos, mujeres y hombres. Todas en torno a la vida, todas en espera de percibir ese angustioso rascar y golpear, ese apenas audible gemido capaz de inyectar energías sobrehumanas para continuar en la búsqueda del renacer a la luz, a la existencia.
Es algo así como la lucha de quien atiende a la madre durante el parto, ese incansable trabajo entre pujo y pujo de la portadora, el que, en un instante, homenaje de Dios al hombre, se traduce en el llanto que define, de manera inequívoca y trascendental, a la vida.
…Estos días…
Perder la vida, mantenerla, luchar por sostenerla… ¿qué es y para qué es la vida?, ¿qué es y qué significa la muerte? Ante interrogantes tan gigantescas, que siempre están, pero que en muchas ocasiones no queremos que estén, existen momentos, intervalos nunca bien definidos de tiempo, en los cuales debemos retomar o, ¿por qué no?, empezar a tomar en cuenta su manifiesto significado en nuestro azaroso devenir en esta vida…
Uno crece en o bajo ciertas condiciones y ve el sufrimiento de muchos, de innumerables prójimos, y en ocasiones trata y lucha por mitigarlo, pero pasa el tiempo, ese imborrable enemigo o ¿aliado? Y olvida…
…Estos días…
¿Cómo disfrutar la fantasía electrónica de Alan Parsons o la majestuosidad de Mozart (ese concierto para clarinete es bellísimo) cuando tantos hermanos sólo escuchan llantos y desesperados lamentos? … ¿Cómo llegar a casa y ver con amor mis muebles, mis cuadros y mis libros, cuando en mis inspecciones preliminares y tristes sólo observé pobreza en sus subenseres, en sus no cuadros (si acaso un viejo calendario del equipo favorito manteniéndose entero de milagro ya que detrás había una grieta en el muro que partía el alma y sacaba compasión no sé de dónde) y en sus pocos libros? … ¿Cómo deleitar una comida (esas que se degustan después de una noche bohemia y una mañana plena de agotador trabajo) cuando tantos seres iguales que yo (la igualdad es una premisa existencial y no un argumento a esgrimir a voluntad) se llevan a la boca solidaridades tantas veces repetidas?...
…Estos días…
¿Qué un adulto nunca cambia? De tanto que se dice, se ha convertido en absurdo atributo de quien trasciende la adolescencia. Sin embargo, para crecer hay que estar abierto al cambio. Alguien me decía que la búsqueda es eterna y perenne, y a lo largo de los años lo he podido constatar. En estos tiempos cabe la reflexión, que seguramente se traducirá en una adecuación o revolución en los valores. Flotan en el aire, mezcladas grotescamente con la muerte, la vida, la solidaridad y el miedo, preguntas tales como: ¿para qué vivo?, ¿pienso para ser?, ¿amo para existir?, ¿cómo trascender? Lo que hago, lo que razono, ¿es a favor de la evolución humana?, ¿son mis acciones, actitudes y pensamientos egoístas?, ¿amo a mis semejantes?, ¿aprendo a conquistar antes de dar?
…Estos días…
Me decía mi hija: -papá, estos días no me gustan y le contesté que a mí tampoco porque eran portadores de infinidad de desgracias; pero que el provecho que traían, desgraciadamente aparejado a la angustia, era que incitaban e invitaban a hacer un alto para rebullir, para ahondar, escudriñar en lo más profundo y recóndito de nuestro ser, y hacer un exhaustivo análisis, seguido de un objetivo auto juicio sobre nuestra esencia, nuestra existencia y nuestra trascendencia.
...Estos días…
Estos días, hermano muerto, hermano que sufres hambre y frío, hermano que no tienes techo que cobije tus sueños. Estos días hermano, he pensado mucho en ti y no te voy a olvidar.
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