viernes, 18 de abril de 2014

Gabriel García Márquez



Gabriel García Márquez
(1927 – 2014)

Artículo de La Jornada: "Gabriel García Márquez, siempre"

El fallecimiento de Gabriel García Márquez, ocurrido ayer en esta capital, ha puesto de luto a América Latina. Varias generaciones de este continente se asomaron por primera vez al milagro de la literatura en las historias urdidas por ese colombiano y mexicano mundial que al mismo tiempo fue, durante toda su vida, tan fiel a su región natal en el Caribe. Están de luto los lectores, en general, pero también diversos gremios: el literario, el periodístico y el cinematográfico, en particular, en los cuales Gabo dejó una huella de creación, trabajo y generosidad.

Como se ha dicho, millones de personas de habla española vivieron su primer deslumbramiento literario, o bien momentos de placer entrañables, en tanto que adictos a la narrativa, en las novelas El coronel no tiene quien le escriba, La mala hora, Cien años de soledad, El otoño del patriarca, El amor en los tiempos del cólera o El general en su laberinto, por mencionar algunas de sus novelas, o en los volúmenes de relatos Ojos de perro azul, La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada, El rastro de tu sangre en la nieve o Doce cuentos peregrinos. Muchos otros lectores conocieron el lado fascinante del periodismo en reportajes como los de Relato de un náufrago, Cuando era feliz e indocumentado; Chile, el golpe y los gringos, Operación Carlota, De viaje por los países socialistas o La aventura de Miguel Littín, clandestino en Chile.

Menos conocida es la faceta de García Márquez como guionista de cine y televisión, en la que escribió libretos para Roberto Gavaldón, Arturo Ripstein, Alberto Isaac, Luis Alcoriza, Miguel Littin, Jaime Humberto Hermosillo, Felipe Cazals y Ruy Guerra.

Pero el legado del colombiano-mexicano no se agota en los textos: fue también fundador de publicaciones (como la revista Alternativa, que circuló en Colombia entre 1974 y 1980) e instituciones como la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de Los Baños, fundada en 1986 en la localidad cubana de ese nombre, y la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, establecida en 1994 en Cartagena de Indias, Colombia, dos centros que hasta la fecha son inestimables para la formación y el apoyo a proyectos de cineastas, videoastas e informadores jóvenes procedentes de diversas regiones de América Latina.

Por el impacto y la trascendencia de su obra narrativa, García Márquez gozó de una preminencia pública sin parangón en el continente, incluso desde mucho antes de que le fuera otorgado el Premio Nobel de Literatura (1982). Ello lo llevó a conocer y a trabar amistad con estadistas y dirigentes como Fidel Castro y el ex presidente estadunidense Bill Clinton. Sin traicionar los principios de la amistad personal, el novelista supo emplear esa red de contactos para impulsar, con discreción, inteligencia, orientación progresista y sensibilidad social, causas de paz y entendimiento entre naciones y gobiernos. Sin ostentar una filiación partidista específica, Gabo permaneció siempre, de manera inequívoca, en el ámbito de la izquierda, y en algún momento ello le valió la persecución del gobierno de Julio César Turbay Ayala (1978-1982) en su natal Colombia, así como la prohibición de ingresar a territorio estadunidense, levantada por el propio Clinton a principios de la década antepasada.

En otro sentido, la presencia, el apoyo y el afecto de García Márquez fueron decisivos en el momento fundacional de La Jornada. Cuando este diario empezó a circular, en septiembre de 1984 –hace casi 30 años– , Gabo era ya un escritor de renombre mundial, había recibido el máximo galardón y su pluma era una de las más cotizadas del planeta. Pero, además de acompañar con visitas frecuentes al periódico naciente y de alentar personalmente a sus directivos en aquellos momentos inciertos –y en muchos otros posteriores–, ofreció colaborar con artículos y textos especiales escritos y entregados ad honorem en prenda de amistad, solidaridad y fe en este proyecto informativo. De modo que, además de la admiración y el reconocimiento a la vastedad y calidad de su obra, La Jornada guarda a García Márquez entre sus presencias más agradecibles y entrañables.

Fue un hombre generoso con los demás, coherente con sus principios, fiel a la verdad como periodista y profundamente leal, como escritor, para con la imaginación y la poesía. Es, y seguirá siendo, un caribeño, un colombiano, un mexicano y un latinoamericano enorme. Si ahora hay razones para juntar tantos lutos en el momento de su muerte, las hay muchas más para celebrar y agradecer su vida.

jueves, 30 de enero de 2014

Y alza el vuelo sin fin...


“Y alza el vuelo sin fin...”
José Emilio Pacheco: describir este mundo
Luis Hernández Navarro

Con bastón en mano y casi 71 años de edad a cuestas, ataviado con el obligado chaqué que tanto le aterraba, José Emilio Pacheco entró en el Palacio de los Filósofos, en Madrid, para recibir el Premio Príncipe de Asturias. Era un día de abril de 2010 y los fotógrafos disparaban sus cámaras como si soltaran ráfagas de ametralladora. Él volteó a verlos. Súbitamente, como si fuera una traición, sus pantalones comenzaron a caerse. Haciendo gala de reflejos, el poeta los sujetó nuevamente sobre su cintura. No llevaba tirantes para sostenerlos. Rogelio Blanco, entonces director general del Libro, Archivos y Bibliotecas, entró en su auxilio. Ambos desaparecieron en una escalera para solucionar el entuerto. Instantes después retomaron el camino al recinto donde se celebró la ceremonia de su premiación.

Riéndose de sí mismo, José Emilio narró la anécdota en el restaurante 10 de la colonia Condesa, a unas cuantas cuadras de su casa, mientras devoraba una enorme arrachera y disfrutaba una copa de vino tinto. “Lo que me sucedió –dijo a sus comensales, convocados por la historiadora Celia Maldonado– fue un buen argumento contra la vanidad”.

Curiosa ironía. Nada más alejado de la naturaleza de José Emilio Pacheco que pretender sentirse superior a los demás, que jactarse de sus logros, que tratar a cualquier persona de manera desconsiderada o altanera. Por el contrario, si alguna cualidad tenía en su relación hacia los otros era la de brindarles un trato de iguales, la de hacerlos sentir considerados, reconocidos.

Su sencillez era ajena a toda pose. Poco antes de recibir el Príncipe de Asturias, abrumado por los honores y el acoso de la prensa, se sinceró con un periodista: mi próxima batalla es sobrevivir esta semana. Es gratificante pero aterrador...no estoy acostumbrado a tanto revuelo.

martes, 28 de enero de 2014

José Emilio Pacheco

José Emilio Pacheco
Instituto Cervantes
(1939 – 2014)

Poeta, narrador, ensayista y traductor, de los más importantes de la literatura mexicana del siglo XX. Estudió en la Universidad Nacional Autónoma de México, donde inició sus actividades literarias en revistas estudiantiles. Colaboró en el suplemento Ramas Nuevas de la revista Estaciones, y fue jefe de redacción del suplemento México en la Cultura. Fue profesor en universidades de México, Estados Unidos, Canadá e Inglaterra.

Su obra poética, caracterizada por la depuración extrema de elementos ornamentales, destaca por su compromiso social con su país. Temas como el paso del tiempo, la vida o la muerte vertebran su obra. De su poesía destacan Los elementos de la noche (1963), No me preguntes cómo pasa el tiempo (1969), Los trabajos del mar (1984), Miro la tierra (1986) y Ciudad de la memoria (1989).

Su obra narrativa destaca por la experimentación en nuevas estructuras y técnicas narrativas. Temas como la pérdida y singularidad de la niñez, así como la relaciones afectivas son recurrentes en su obra, aspectos todos ellos enmascarados por su preocupación social e histórica de México. Como narrador destacan sus relatos El viejo distante (1963), El principio del placer (1972), La sombra de la Medusa y otros cuentos marginales (1990) y la novela Morirás lejos (1967) y Las batallas del desierto (1981). Sus artículos y ensayos son numerosos y casi todos versan sobre literatura, aunque también abordan asuntos políticos y sociales. Destaca también su labor como editor y traductor.
Entre los galardones otorgados destacan los premios Magda Donato (1967), Xavier Urrutia (1973), Premio Nacional de Periodismo (1990), Premio Nacional de Ciencias y Artes en el campo de la lingüística y literatura (1992), Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2009) y el Premio Miguel de Cervantes (2009).

Es miembro de El Colegio Nacional (México) desde 1986 y profesor distinguido en el Departamento de Español de la Universidad de Maryland.