Beneficios de la lectura
por Verónica Gutiérrez Portillo*
por Verónica Gutiérrez Portillo*
Leer es una fuente de salud, cultura y sabiduría. Es una actividad que nos descubre mundos maravillosos, muchas veces desconocidos; que fomenta la imaginación y la fantasía; que nos convierte en partícipes directos de la trama y la ficción. Todo depende del libro escogido; no obstante, cualquiera que sea el elegido, beneficiará nuestra ortografía y nuestro léxico y nos hará dueños absolutos de una riqueza cultural muy necesaria en todos los ámbitos de la vida.
Cuando ganó el Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa comenzó su discurso, titulado Elogio de la lectura y la ficción, de la siguiente manera: Aprendí a leer a los cinco años. Es la cosa más importante que me ha pasado en la vida.
Como dice Vargas Llosa, la ficción crea una vida paralela donde refugiarnos contra la adversidad, que vuelve natural lo extraordinario y extraordinario lo natural, disipa el caos, embellece lo feo, eterniza el instante y toma la muerte un espectáculo pasajero.
Según la Sociedad Española de Neurología, leer puede ayudar a reducir el nivel de estés, origen o factor de empeoramiento de muchas enfermedades neurológicas, como cefaleas, epilepsias o trastornos del sueño. Leer antes de irnos a dormir, puede ayudar a desarrollar buenas rutinas de higiene de sueño, sobre todo si acostumbramos a nuestro cerebro a relacionar esta actividad con la hora de dormir.
Recientemente se festejó el Día Internacional del Libro, que nos recuerda las bondades que alberga el acto de leer y nos dice que la lectura es una de las actividades más beneficiosas para la salud de nuestro cerebro y contribuye a mejorar el desarrollo del lenguaje en los niños.
El 23 de abril es un día simbólico para la literatura mundial, porque en este día en 1616 fallecieron personalidades de este ámbito como Miguel de Cervantes, William Shakespeare y el inca Garcilaso de la Vega.
La celebración en esta fecha del Día Internacional del Libro, fue una decisión espontánea tomada en la Conferencia General de la Unesco celebrada en París en el año 1995, con el fin de rendir un homenaje universal a los libros y a sus autores.
El doctor Guillermo García Ribas, coordinador del Grupo de Estudios de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología, dice: Nuestro cerebro, para que goce de buena salud, necesita que lo mantengamos activo, que lo ejercitemos. La lectura ha demostrado que estimula la actividad cerebral y fortalece las conexiones neuronales.
El especialista asegura que un cerebro activo no sólo realiza mejor sus funciones, sino que incrementa la rapidez de la respuesta. Mientras leemos, obligamos a nuestro cerebro a pensar, a ordenar ideas, a interrelacionar conceptos, a ejercitar la memoria y a imaginar, lo que permite mejorar nuestra capacidad intelectual estimulando nuestras neuronas. La lectura también genera temas de conversación, lo que facilita la interacción y las relaciones sociales, otro aspecto clave para mantener nuestro cerebro ejercitado.
Aunque la lectura es buena a cualquier edad, los expertos aseguran que son los niños y las personas mayores los que más deberían cultivar el hábito de leer. Debemos recordar que en el caso de los más pequeños, leer es básico para el desarrollo del lenguaje y ayuda a crecer.
Los pediatras aseguran que cuanto antes se expone a los niños a la lectura, mejor es su capacidad lingüística y sus habilidades en este sentido, tan necesario en todas las facetas de la educación.
Entre otros, la lectura permite a los niños aprender las palabras con mayor rapidez, mejora su comprensión y ejercita su cerebro para que la adquisición del lenguaje, que se produce entre los 10 y los 30 meses, sea lo más rica posible.
El contacto con los libros debe empezar desde bebés. Se les debe leer en voz alta, incluso antes de que empiecen a caminar. Está comprobado que aprender a leer mejor es más fácil si antes han escuchado lecturas. Antes de los tres años, a los niños les interesa más la sonoridad que el contenido, pero es muy útil para que vayan interiorizando el lenguaje y los silencios; a nivel cognitivo, les ayuda a crear asociaciones entre su experiencia y el mundo exterior.
La socióloga y antropóloga francesa Michèle Petit en su libro Nuevos acercamientos a los jóvenes y la lectura (Fondo de Cultura Económica, México, Distrito Federal), explica que los niños cuya madre les ha contado una historia cada noche, tienen dos veces más posibilidades de convertirse en lectores asiduos que los que prácticamente nunca escucharon una. Lo que atrae la atención del niño es el interés profundo que sienten los adultos por los libros, su deseo real, su placer real.
*Médico familiar de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco